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La columna vertebral de Santiago

El año pasado Metro transportó al 61% de los usuarios del transporte público, y sumó 18 millones de pasajeros más que en 2012, consolidándose como la columna vertebral del Gran Santiago. Hay varias razones que explican su éxito. La primera es que Metro no se ve afectado por la congestión […]

Ivan Poduje

Ivan Poduje

El año pasado Metro transportó al 61% de los usuarios del transporte público, y sumó 18 millones de pasajeros más que en 2012, consolidándose como la columna vertebral del Gran Santiago.

Hay varias razones que explican su éxito. La primera es que Metro no se ve afectado por la congestión de superficie, así que puede ofrecer los mejores tiempos de viaje del sistema, lo que lo transforma en un modo competitivo con el auto, reduciendo la fuga de usuarios que afecta a los buses.

En segundo lugar Metro ha sido muy bien gestionado. La empresa a cargo logró sortear la crisis del Transantiago sin perder su foco en la calidad de servicio y desde entonces innova permanentemente para informar a los pasajeros, ajustar frecuencias, mejorar la experiencia de viaje o administrar las multitudes que se agolpan en varias estaciones.

Otra clave es el aporte de Metro a la integración social de Santiago, y que no solo se refiere a la reducción de tiempos de viaje, sino que al trato similar que brinda a las comunas que recorre: tanto en Las Condes como en Maipú o Lo Prado los tiempos de espera son los mismos, al igual que la seguridad, la atención al usuario o la calidad de la infraestructura.

Esta capacidad de distribuir equidad explica la alta valoración ciudadana de Metro y además de beneficiar su demanda, ha generado sentido de pertenencia y cuidado por los espacios logrando que andenes y carros se hayan librado de la plaga de grafitis y rayados que esta destruyendo nuestros espacios públicos.

Por todas estas razones hay que seguir ampliando la red de Metro, aunque ello implique abordar desafíos más complejos que en el pasado. El primero será descongestionar Línea 1 que opera a máxima capacidad ya que es la única que recorre el centro metropolitano y recibe, radialmente, gran parte de las líneas o troncales de buses.

Para resolver este problema se requieren líneas circunvalares que operen como by pass en los tramos más saturados de Línea 1, como ocurrirá con la Línea 6, entre Los Héroes y Pedro de Valdivia, y con una parte de la Línea 7.

Metro a Maipu

Además hay que ampliar estaciones críticas como Tobalaba, como sugiere Louis de Grange, y llevar el “estándar Metro” a la superficie mediante un corredor de buses de alta calidad en la Alameda, como propone Juan Carlos Muñoz.

Otro objetivo es incorporar sectores densamente poblados con problemas de segregación y conectividad, lo que explica la acertada decisión del gobierno de evaluar líneas a Quilicura, El Bosque y Bajos de Mena en Puente Alto.

Quilicura es un tema prioritario. En un trabajo realizado para al municipio pudimos comprobar que sus 200 mil habitantes viven cercados por dos autopistas congestionadas, con pésimos accesos y un deficiente sistema de buses. Algo similar observamos en Bajos de Mena, donde el problema se agrava por la existencia de un entorno de alta vulnerabilidad social.

En estos casos Metro debe capitalizar los atributos que lo llevaron a convertirse en la columna del sistema de transporte de Santiago: reducir tiempos de viaje, acercar oportunidades y llevar a la periferia una parte de la “ciudad moderna” con estaciones que aporten cultura, servicios y dignidad espacial.

Publicado el 27 de Jul

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