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Qué problemas de salud puede provocar una mascarilla sucia y cuáles puedes descartar ya

Usarla más tiempo del recomendado por el fabricante y descuidar la higiene merma la eficacia y aumenta los riesgos. Esto es lo que no debes perder de vista. Por Beatriz González A principios de la primavera pasada, colocar las gomas de la mascarilla por detrás de las orejas y ajustar […]

Usarla más tiempo del recomendado por el fabricante y descuidar la higiene merma la eficacia y aumenta los riesgos. Esto es lo que no debes perder de vista.

Por Beatriz González

A principios de la primavera pasada, colocar las gomas de la mascarilla por detrás de las orejas y ajustar el borde sobre el puente de la nariz, en menos de 10 segundos, era todo un desafío. Entrado el otoño, es un acto tan mecánico que acaba pasando desapercibido… y los despistes están a la orden del día. Lo que es peor, abundan las mascarillas perennes, esas que tienen un color sospechosamente amarronado en gomas que deberían ser blancas. Ya sea por dejarlas en cualquier sitio, desde la barra del bar a la mesa de la cocina, o por usarlas más tiempo del debido, utilizar mascarillas más sucias de lo debido es habitual. Sería algo anecdótico si no fuera porque, según dicen los expertos, la suciedad hace que las mascarillas no protejan al máximo e incrementa el riesgo de sufrir ciertos problemas.

“La humedad, el polvo y otras partículas que están en el ambiente saturan el filtro pasado un tiempo y se reduce su capacidad de filtración, por lo tanto no son tan efectivas como al inicio de su uso”, explica David Díaz Pérez, coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Incluso pueden convertirse en un vector de transmisión del virus si se dejan sobre superficies inadecuadas o se manipulan con las manos sucias, añade. Hay que saber guardar bien las mascarillas y seguir las recomendaciones en cuanto al tiempo de utilización, así como las normas básicas de higiene. Se trata de evitar todo lo que sigue.

‘Daños colaterales’ en forma de picores y acné
La primera barrera corporal bajo la mascarilla es la piel, por eso es la que tiene más papeletas para sufrir los efectos del mal uso. “Lo que sabemos es que es más frecuente la aparición de lesiones en la zona cubierta por la mascarilla, y que esas lesiones pueden ser de distintos tipos. La que más vemos es el acné friccional, un tipo de acné que se produce por el roce”, explica el dermatólogo Raúl de Lucas, coordinador del Grupo de Dermatología Pediátrica de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Otros posibles “daños colaterales” son la rosácea, el enrojecimiento, la irritación y el picor —en especial entre personas con la piel sensible, dermatitis atópica o seborreica—.

Si me pica, ¿me rasco?
Muchos factores pueden provocar el picor en la piel. Esto es lo que hay que hacer en cada caso
Luego está el acné cosmético, que puede aparecer “si te pones tu crema hidratante o el maquillaje e, inmediatamente después, la mascarilla en un ambiente de humedad”. De Lucas advierte de que si se usa maquillaje a pesar de llevar media cara tapada es necesario usar productos menos oclusivos y sobre todo, no abusar de la cantidad. Si bien la mayoría de los problemas dermatológicos que pueden causar las mascarillas se deben únicamente al uso prolongado y la fricción, el caso del acné cosmético puede exacerbarse a consecuencia del efecto oclusivo extra de una mascarilla sucia: la suciedad satura el filtro e impide que la piel respire adecuadamente.

Lo bueno es que, a modo de prevención, se puede reparar la piel al llegar a casa siguiendo una rutina de higiene e hidratación. En caso de que aparezca dermatitis, acné o cualquier otra lesión, lo adecuado es acudir al especialista. “Sobre todo, hay que evitar la automedicación. Las cremas que contienen corticoides se están utilizando con autoprescripción y hay que usarlas siempre bajo supervisión médica, consultando si hay algún riesgo por aplicar la crema e inmediatamente después utilizar la mascarilla porque es posible que se potencie el efecto del fármaco”. Además, “si usas la misma mascarilla más horas de las debidas y además la llevas sucia, no solo no te protegerá sino que acumularás en ella bacterias. Es como si te pones siempre los mismos calcetines”, advierte De Lucas. “Lo normal es que no te pase nada —tranquiliza—, pero no es higiénico”.

¿Es la mascarilla culpable del mal aliento?
Después de la piel, la siguiente zona de interés es la boca. ¿Puede nuestra salud bucodental sufrir los efectos del mal uso de la mascarilla? Es una pregunta interesante; ¿y si llevarla tapada provoca que se cree una especie de microclima de características indeseables? Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España, explica que en la boca conviven millones de bacterias pertenecientes a unas 300 familias diferentes, y que lo hacen en simbiosis. Teóricamente, la falta de oxígeno podría alterar el equilibrio y provocar que determinadas bacterias orales patógenas pudieran desarrollarse y comerle terreno a las demás. Sin embargo, “es altamente improbable que en las condiciones habituales de uso de las mascarillas se produzca esta situación de falta de oxígeno. Ni siquiera usar la mascarilla más horas de las estipuladas se relaciona con ningún problema oral, al menos con clara evidencia científica”, afirma Castro Reino.

Si te has encontrado con caries, infecciones bucales o cualquier otro problema desde que comenzó la pandemia, no le eches la culpa a la mascarilla… no la tiene, al menos no directamente. Lo que sí puede suceder es que no mostrar la dentadura lleve a algunas personas a relajar la higiene bucodental. Grave error. “No olvidemos que la mucosa oral es una de las vías de entrada del coronavirus. Mantener la boca sana es primordial. Y ahora más que nunca es imprescindible cuidar el cepillo, lavarnos bien las manos antes y después de usarlo, limpiarlo, enjuagarlo y secarlo, mantenerlo protegido en su capuchón, no compartirlo nunca, alejarlo del sanitario para evitar posible contaminación y no almacenarlo junto a otros cepillos”, recuerda el odontólogo.

Lo que hay que saber de la higiene y los cepillos dentales
Llevamos miles de años usando este utensilio y aún tenemos que aprender
¿Y qué hay del mal aliento? “Algunas personas piensan que han desarrollado ahora halitosis, cuando lo cierto es que ya la padecían antes de llevar la mascarilla pero no lo habían detectado”, señala el presidente de la organización colegial. Lo que les ocurre suele ser que, al llevar la mascarilla, una parte del aire que expiramos queda durante más tiempo en contacto con nuestro sistema olfativo y se percatan del problema. Pero puede haber otra explicación a esta situación: si no desechamos la mascarilla pasado el tiempo máximo de uso, la saliva se irá acumulando en ella, lo que se traducirá no solo en pérdida de eficacia sino también en incremento del mal olor. En cualquier caso, ante una sensación de mal aliento lo más recomendable es acudir a la consulta dental “para determinar su existencia y en ese caso, su causa, ya que el 85% de las halitosis tienen origen bucal y la mayoría relacionadas con problemas de las encías”, señala Antonio Bujaldón, presidente de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA).

¿Un paraíso para las bacterias?
Uno de los motivos para ser escrupulosos respecto al uso de una mascarilla sucia es que se convierta en un nido de bacterias que provoque infecciones respiratorias. Tiene su lógica. Afortunadamente, y según la opinión de los expertos consultados, parece que podemos estar relativamente tranquilos. María del Mar Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), afirma que “hasta el momento no se han descrito casos de infecciones bacterianas en vías respiratorias altas asociadas a un mal uso de las mascarillas quirúrgicas, aunque no se puede descartar”.

Lo que sí parece estar relacionado con el mal uso de la mascarilla es la sensación de falta de aire que afecta a algunas personas. En un estudio publicado el pasado mes de mayo se analizaron los problemas secundarios de llevar mascarilla entre la población joven, y la conclusión fue que, entre quienes se quejaron de problemas, el más común fue dificultad para respirar. Como explica David Díaz Pérez, “el uso de la mascarilla más allá del tiempo recomendado hace que el filtro se sature de humedad y por lo tanto no tengamos la sensación de fácil respiración que se tiene en un inicio”. De ahí que pueda parecernos que nos falta el aire. La solución está al alcance de nuestra mano: usarla siempre limpia y solo el tiempo estipulado.

El coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de la SEPAR recuerda que la mascarilla “no está libre de efectos incómodos y adversos para el usuario”, sobre todo si nos saltamos las reglas de uso y obviamos el tiempo máximo de utilización o las medidas de higiene. Pero también subraya que “es un elemento clave en la reducción de la transmisión de la covid-19”. Dicho de otro modo: resulta literalmente vital usarla, y para evitar problemas no hay más opciones que hacerlo bien.

Usarla más tiempo del recomendado por el fabricante y descuidar la higiene merma la eficacia y aumenta los riesgos. Esto es lo que no debes perder de vista.

Por Beatriz González

A principios de la primavera pasada, colocar las gomas de la mascarilla por detrás de las orejas y ajustar el borde sobre el puente de la nariz, en menos de 10 segundos, era todo un desafío. Entrado el otoño, es un acto tan mecánico que acaba pasando desapercibido… y los despistes están a la orden del día. Lo que es peor, abundan las mascarillas perennes, esas que tienen un color sospechosamente amarronado en gomas que deberían ser blancas. Ya sea por dejarlas en cualquier sitio, desde la barra del bar a la mesa de la cocina, o por usarlas más tiempo del debido, utilizar mascarillas más sucias de lo debido es habitual. Sería algo anecdótico si no fuera porque, según dicen los expertos, la suciedad hace que las mascarillas no protejan al máximo e incrementa el riesgo de sufrir ciertos problemas.

“La humedad, el polvo y otras partículas que están en el ambiente saturan el filtro pasado un tiempo y se reduce su capacidad de filtración, por lo tanto no son tan efectivas como al inicio de su uso”, explica David Díaz Pérez, coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Incluso pueden convertirse en un vector de transmisión del virus si se dejan sobre superficies inadecuadas o se manipulan con las manos sucias, añade. Hay que saber guardar bien las mascarillas y seguir las recomendaciones en cuanto al tiempo de utilización, así como las normas básicas de higiene. Se trata de evitar todo lo que sigue.

‘Daños colaterales’ en forma de picores y acné
La primera barrera corporal bajo la mascarilla es la piel, por eso es la que tiene más papeletas para sufrir los efectos del mal uso. “Lo que sabemos es que es más frecuente la aparición de lesiones en la zona cubierta por la mascarilla, y que esas lesiones pueden ser de distintos tipos. La que más vemos es el acné friccional, un tipo de acné que se produce por el roce”, explica el dermatólogo Raúl de Lucas, coordinador del Grupo de Dermatología Pediátrica de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Otros posibles “daños colaterales” son la rosácea, el enrojecimiento, la irritación y el picor —en especial entre personas con la piel sensible, dermatitis atópica o seborreica—.

Si me pica, ¿me rasco?
Muchos factores pueden provocar el picor en la piel. Esto es lo que hay que hacer en cada caso
Luego está el acné cosmético, que puede aparecer “si te pones tu crema hidratante o el maquillaje e, inmediatamente después, la mascarilla en un ambiente de humedad”. De Lucas advierte de que si se usa maquillaje a pesar de llevar media cara tapada es necesario usar productos menos oclusivos y sobre todo, no abusar de la cantidad. Si bien la mayoría de los problemas dermatológicos que pueden causar las mascarillas se deben únicamente al uso prolongado y la fricción, el caso del acné cosmético puede exacerbarse a consecuencia del efecto oclusivo extra de una mascarilla sucia: la suciedad satura el filtro e impide que la piel respire adecuadamente.

Lo bueno es que, a modo de prevención, se puede reparar la piel al llegar a casa siguiendo una rutina de higiene e hidratación. En caso de que aparezca dermatitis, acné o cualquier otra lesión, lo adecuado es acudir al especialista. “Sobre todo, hay que evitar la automedicación. Las cremas que contienen corticoides se están utilizando con autoprescripción y hay que usarlas siempre bajo supervisión médica, consultando si hay algún riesgo por aplicar la crema e inmediatamente después utilizar la mascarilla porque es posible que se potencie el efecto del fármaco”. Además, “si usas la misma mascarilla más horas de las debidas y además la llevas sucia, no solo no te protegerá sino que acumularás en ella bacterias. Es como si te pones siempre los mismos calcetines”, advierte De Lucas. “Lo normal es que no te pase nada —tranquiliza—, pero no es higiénico”.

¿Es la mascarilla culpable del mal aliento?
Después de la piel, la siguiente zona de interés es la boca. ¿Puede nuestra salud bucodental sufrir los efectos del mal uso de la mascarilla? Es una pregunta interesante; ¿y si llevarla tapada provoca que se cree una especie de microclima de características indeseables? Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España, explica que en la boca conviven millones de bacterias pertenecientes a unas 300 familias diferentes, y que lo hacen en simbiosis. Teóricamente, la falta de oxígeno podría alterar el equilibrio y provocar que determinadas bacterias orales patógenas pudieran desarrollarse y comerle terreno a las demás. Sin embargo, “es altamente improbable que en las condiciones habituales de uso de las mascarillas se produzca esta situación de falta de oxígeno. Ni siquiera usar la mascarilla más horas de las estipuladas se relaciona con ningún problema oral, al menos con clara evidencia científica”, afirma Castro Reino.

Si te has encontrado con caries, infecciones bucales o cualquier otro problema desde que comenzó la pandemia, no le eches la culpa a la mascarilla… no la tiene, al menos no directamente. Lo que sí puede suceder es que no mostrar la dentadura lleve a algunas personas a relajar la higiene bucodental. Grave error. “No olvidemos que la mucosa oral es una de las vías de entrada del coronavirus. Mantener la boca sana es primordial. Y ahora más que nunca es imprescindible cuidar el cepillo, lavarnos bien las manos antes y después de usarlo, limpiarlo, enjuagarlo y secarlo, mantenerlo protegido en su capuchón, no compartirlo nunca, alejarlo del sanitario para evitar posible contaminación y no almacenarlo junto a otros cepillos”, recuerda el odontólogo.

Lo que hay que saber de la higiene y los cepillos dentales
Llevamos miles de años usando este utensilio y aún tenemos que aprender
¿Y qué hay del mal aliento? “Algunas personas piensan que han desarrollado ahora halitosis, cuando lo cierto es que ya la padecían antes de llevar la mascarilla pero no lo habían detectado”, señala el presidente de la organización colegial. Lo que les ocurre suele ser que, al llevar la mascarilla, una parte del aire que expiramos queda durante más tiempo en contacto con nuestro sistema olfativo y se percatan del problema. Pero puede haber otra explicación a esta situación: si no desechamos la mascarilla pasado el tiempo máximo de uso, la saliva se irá acumulando en ella, lo que se traducirá no solo en pérdida de eficacia sino también en incremento del mal olor. En cualquier caso, ante una sensación de mal aliento lo más recomendable es acudir a la consulta dental “para determinar su existencia y en ese caso, su causa, ya que el 85% de las halitosis tienen origen bucal y la mayoría relacionadas con problemas de las encías”, señala Antonio Bujaldón, presidente de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA).

¿Un paraíso para las bacterias?
Uno de los motivos para ser escrupulosos respecto al uso de una mascarilla sucia es que se convierta en un nido de bacterias que provoque infecciones respiratorias. Tiene su lógica. Afortunadamente, y según la opinión de los expertos consultados, parece que podemos estar relativamente tranquilos. María del Mar Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), afirma que “hasta el momento no se han descrito casos de infecciones bacterianas en vías respiratorias altas asociadas a un mal uso de las mascarillas quirúrgicas, aunque no se puede descartar”.

Lo que sí parece estar relacionado con el mal uso de la mascarilla es la sensación de falta de aire que afecta a algunas personas. En un estudio publicado el pasado mes de mayo se analizaron los problemas secundarios de llevar mascarilla entre la población joven, y la conclusión fue que, entre quienes se quejaron de problemas, el más común fue dificultad para respirar. Como explica David Díaz Pérez, “el uso de la mascarilla más allá del tiempo recomendado hace que el filtro se sature de humedad y por lo tanto no tengamos la sensación de fácil respiración que se tiene en un inicio”. De ahí que pueda parecernos que nos falta el aire. La solución está al alcance de nuestra mano: usarla siempre limpia y solo el tiempo estipulado.

El coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de la SEPAR recuerda que la mascarilla “no está libre de efectos incómodos y adversos para el usuario”, sobre todo si nos saltamos las reglas de uso y obviamos el tiempo máximo de utilización o las medidas de higiene. Pero también subraya que “es un elemento clave en la reducción de la transmisión de la covid-19”. Dicho de otro modo: resulta literalmente vital usarla, y para evitar problemas no hay más opciones que hacerlo bien.

Publicado el 09 de Oct

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