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Columna Ciudad: El Santiago de las cuatro T

La combinación entre el Tiempo de viaje, la Transición demográfica, el Temor y escasez de Terrenos ha cambiado el mapa de Santiago, materializando el viejo anhelo de tener una ciudad más compacta. pero no todo ha sido tan feliz. Por Iván Poduje, arquitecto, socio de Atisba Los resultados del Censo […]

La combinación entre el Tiempo de viaje, la Transición demográfica, el Temor y escasez de Terrenos ha cambiado el mapa de Santiago, materializando el viejo anhelo de tener una ciudad más compacta. pero no todo ha sido tan feliz.

Por Iván Poduje, arquitecto, socio de Atisba

Los resultados del Censo 2012 sorprendieron a muchos que esperaban una consolidación del crecimiento en expansión de Santiago. Desafiando tendencias y creencias, su centro histórico no sólo revirtió su despoblamiento sino que se transformó en el municipio de mayor crecimiento, agregando 93.800 habitantes y 72.000 viviendas. Pero no fue el único. Lo mismo ocurrió con Ñuñoa, San Miguel, Cerrillos, Independencia y Recoleta. Todas habían perdido población entre 1992 y 2002 y ahora se recuperaron sumando 66 mil nuevos habitantes.

El cambio fue tan espectacular que las comunas ubicadas dentro de Américo Vespucio multiplicaron por cinco su participación sobre el crecimiento de viviendas respecto al censo anterior, pasando de un 9% a un 42%, mientras que las comunas periféricas cayeron de 85% a 49%, lo que redujo el consumo de suelo a casi un tercio. Así, emblemas de la otrora mancha de aceite como Maipú, Pudahuel y Quilicura crecieron menos que Santiago Centro, y otros como La Florida, La Reina o La Pintana se despoblaron.

En otros posteos adelantamos este cambio de tendencia denominado infilling. Ahora trataremos de explicar porqué sucedió. Lo primero que debemos dejar en claro es que no se explica por la llegada de hipsters al Parque Forestal, barrio Italia o Lastarria. Como señala Yasna Contreras en su magnífica tesis de doctorado, la gran mayoría de los hogares del infilling son de clase media. Postulantes de subsidios que compraron sus departamentos para vivir a pocos minutos del trabajo. Privilegiaron tiempo de viaje, ya que por el mismo valor una casa con patio los habría forzado a vivir a una hora y media de viaje.

Para otros el patio nunca fue opción. Son las personas solas, los separados, las parejas jóvenes o de la tercera edad que explican la fuerte transición demográfica que se expresa en un crecimiento muy menor al esperado. En este caso no hay diferencias de ingreso. Se combinan esos miles que miran la metrópoli desde Teatinos o Santa Isabel con aquellos que lo hacen desde lujosos condominios en La Dehesa o Las Condes, luego que sus hijos se fueron y las casas quedaron enormes.

Otro aspecto para explicar el infilling es el temor. Muchas familias del barrio alto prefieren departamentos porqué son más seguros que las casas ante robos o asaltos, y tienen muchas de sus comodidades similares salvo por el patio, que nuevamente es relativizado por la presencia de atributos de mayor peso. También en el oriente la escasez de terrenos ha jugado un papel relevante para explicar la densificación en altura, lo que también ha disparado las plusvalías de las viviendas usadas en Vitacura, Las Condes o Ñuñoa.

Como vemos, la combinación entre el Tiempo de viaje, la Transición demográfica, el Temor y escasez de Terrenos han cambiado el mapa de Santiago, materializando el viejo anhelo de muchos urbanistas de tener una ciudad más compacta. Sin embargo, los efectos no han sido tan felices como se esperaba. Muchas familias del infilling se han localizado en gigantescas torres, en calles estrechas sin estacionamientos que son crecientemente resistidas por los residentes o los defensores del patrimonio. También existen dudas sobre la vejez que tendrán estos edificios, y algunos ya sostienen que podrían ser los guetos del futuro y que por lo mismo podrían despoblarse. Habrá que esperar el próximo censo para comprobarlo.