Estudio identifica 64 guetos en Chile y critica política habitacional y urbana
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- Segregación Socioespacial
El análisis advierte que más de un millón 600 mil personas viven en estas zonas. por Manuel Valencia Romina Díaz viaja todos los días desde el sector de Bajos de Mena, en Puente Alto, a su trabajo en Santiago centro. En la oficina donde se ocupa del aseo nunca ha […]
El análisis advierte que más de un millón 600 mil personas viven en estas zonas.
por Manuel Valencia
Romina Díaz viaja todos los días desde el sector de Bajos de Mena, en Puente Alto, a su trabajo en Santiago centro. En la oficina donde se ocupa del aseo nunca ha dicho con detalles que vive en esa zona. «No sé si por vergüenza o porque está tan lejos que nadie la conoce. Si es como vivir en otra región».
La distancia geográfica a la que hace alusión Romina también es una brecha socioeconómica y cultural que separa a barrios completos, como el suyo, con el resto de la ciudad.
Esas zonas fueron denominadas guetos en un estudio realizado por el urbanista y consultor de Atisba, Iván Poduje, que analizó la realidad de estos sectores en todo el país.
La investigación sometió a análisis a 25 ciudades del país, entre Arica y Punta Arenas, y en total analizó 913 zonas, a través del cedazo de cuatro categorías: homogeneidad social, concentración y tamaño, cobertura de servicios y accesibilidad.
Tras el análisis, se concluyó que existen 64 guetos con hogares conformados por concentraciones de familias pertenecientes al nivel socioeconómico D y E (con ingresos entre $ 100 mil y $ 325 mil), con baja cobertura de servicios y alejados por accidentes geográficos como ríos y quebradas.
Según el autor del estudio, el urbanista Iván Poduje, el problema se origina por efecto de la política habitacional y urbana.
«Se buscaba reducir el déficit, priorizando la cantidad de unidades levantadas y no su localización, calidad o cobertura de servicios. Además, reflejan el sesgo sectorial con que interviene el Estado, ya que las viviendas se planifican por un lado, el transporte por otro y las escuelas y servicios por otro, y la mezcla nunca queda bien. Por último, la segregación que afecta a estos barrios, sumado al abandono del Estado, han permitido que emerjan grupos de narcotraficantes que ejercen control territorial y económico. Esto no sucede en todos los guetos, pero es una tendencia creciente y preocupante», señala el consultor de Atisba.
Guetos en el país
Según la investigación, en los 64 guetos viven 1.684.190 habitantes. De ellos, 44% son del Gran Santiago y el 56% restante de regiones.
El estudio arroja, además, que las ciudades con mayores proporciones de guetos son Copiapó (32%), Talca (23%), La Serena-Coquimbo (23%) y Coyhaique (22%).
Entre los barrios detectados por el estudio y que fueron incluidos en la categoría de gueto están Lo Marcoleta-El Mañío, de Quilicura (donde se registró el saqueo de un supermercado tras el apagón de la semana pasada); La Pincoya Oriente, de Huechuraba; La Bandera, de San Ramón; Cardenal Silva, de Arica; Montedónico, de Valparaíso, y Santa Julia, de Viña del Mar, entre otras.
El sociólogo del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, Francisco Sabatini, comparte el estudio, pero difiere del uso de la palabra gueto. «Es más bien un fenómeno social que anida y se instala y puede crecer en un barrio. Es como una suerte de «enjambre telúrico» de conductas y valores que cambian para mal en forma interrelacionada, como la deserción escolar, la drogadicción, la desesperanza, el embarazo adolescente, la violencia y el crimen», dice.
¿Cómo integrar estas zonas a la ciudad?
A juicio de Iván Poduje, para que los 64 guetos dejen de serlo se requieren planes de intervención mucho más radicales que los actuales. «Un camino es mejorar, ostensiblemente, los sistema de acceso y transporte, para romper el aislamiento físico del barrio. Otro frente de acción son las viviendas, donde se deben rehabilitar estructuras existentes o demoler aquellas que por su mala calidad no tienen solución», explica el consultor.
Las políticas del Minvu
Según el autor del estudio, programas como «Quiero Mi Barrio» fueron un cambio positivo. «Focalizó inversión pública en barrios vulnerables. Sin embargo, en muchos guetos estas obras son insuficientes. Otro avance importante fue el subsidio de localización y el aumento en los montos destinados a las viviendas de menor valor. Gracias a ello hoy se construyen proyectos más pequeños y centrales, y no los campamentos de concreto que vimos en los 80 ó 90», opina.