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Nuevo Plan de Concesiones

El Ministerio de Obras Públicas (MOP) anunció un ambicioso plan de concesiones por U$ 10.000 millones, que busca reimpulsar este sistema revirtiendo el estancamiento observado en los últimos dos gobiernos. La principal novedad de la cartera es su diversificación funcional y territorial. Si bien los montos siguen concentrados en carreteras […]

Ivan Poduje

Ivan Poduje

El Ministerio de Obras Públicas (MOP) anunció un ambicioso plan de concesiones por U$ 10.000 millones, que busca reimpulsar este sistema revirtiendo el estancamiento observado en los últimos dos gobiernos.

La principal novedad de la cartera es su diversificación funcional y territorial. Si bien los montos siguen concentrados en carreteras y autopistas urbanas, es destacable que se incluyan teleféricos, centros cívicos y espacios públicos, y que se propongan proyectos regionales para integrar localidades aisladas o favorecer la conectividad de Chile con países vecinos.

Para que estas ideas se materialicen, el MOP deberá abordar varios desafíos complejos. El primero se refiere al diseño de los proyectos y su inserción territorial. A diferencia de los 90, ya no será posible levantar autopistas elevadas o trincheras que dividan barrios y deterioren el entorno, ya que estas obras serán rechazadas por las comunidades y no se podrán construir.

Mejorar la inserción urbana con participación ciudadana implica mayores plazos y un aumento importante en el costo de inversión. Un ejemplo son los proyectos Costanera Central y Américo Vespucio Oriente (tramo sur), que representan el 40% del monto de la cartera de proyectos no adjudicados, al ser autopistas subterráneas con parques, espacios públicos y modernos sistemas de transporte público en la superficie.

Lamentablemente, el Estado carece de metodologías para justificar estas inversiones, ya que el beneficio social se mide casi exclusivamente por los ahorros en los tiempos de viaje. Bajo esta lógica miope, un viaducto que destruye barrios es más “rentable socialmente” que una autopista subterránea que los preserva si los usuarios se demoran lo mismo en recorrerla.

Cambiar estas metodologías es el segundo gran desafío y debe abordarse pronto. De lo contrario los recursos se asignarán en función del poder de alcaldes o vecinos y muchos proyectos pasarán meses en el escritorio de algún evaluador que no podrá justificar inversiones para integrar comunas aisladas, aportar áreas verdes o reducir la segregación territorial.

Otro escollo que deberá sortear el MOP es la continuidad del plan en futuros gobiernos, ya que es evidente que estos U$ 10.000 millones no serán implementados en la actual administración. Acertadamente, el ministro Undurraga ha indicado que las obras públicas son iniciativas de Estado, sin embargo no existen resguardos institucionales para que ello ocurra y es importante generarlos, reforzando los equipos técnicos de la Coordinación de Concesiones.

Por último, el gobierno deberá sortear las críticas que han surgido al mecanismo de concesiones desde varios ámbitos, como la insólita polémica generada por el Ministerio de Salud por los costos de construcción de los hospitales. Para ello es clave que los proyectos sean valorados por la ciudadanía, lo que se logrará en la medida que resuelvan carencias, aporten en la construcción de mejores ciudades y se implementen en los plazos comprometidos.