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Santiago del futuro: las proyecciones de la capital al año 2030

El rostro de la capital promete cambiar en las próximas dos décadas. De acuerdo a las proyecciones del PIB a 2030, estaremos al nivel de Reino Unido o Nueva Zelanda. Un nuevo rascacielos al estilo Costanera Center se instalará en la metrópoli; los barrios se densificarán más y la ciudad […]

El rostro de la capital promete cambiar en las próximas dos décadas. De acuerdo a las proyecciones del PIB a 2030, estaremos al nivel de Reino Unido o Nueva Zelanda. Un nuevo rascacielos al estilo Costanera Center se instalará en la metrópoli; los barrios se densificarán más y la ciudad crecerá «hacia arriba». Además, se proyecta que la red de Metro aumente casi el doble.

Bernardita Álvarez y Nicolás Guzmán

 

Santiago se está transformando y no existe un único plan que proyecte la ciudad. Es por eso que al pensar cómo será la capital en el futuro, surgen múltiples voces.

Para 2030, la Seremi de Vivienda y Urbanismo tramita la actualización del límite urbano de la metrópoli al sector sur y surponiente. Por eso, «El Mercurio» escogió este año para proyectar Santiago en el futuro, a través de proyectos y propuestas de autoridades y expertos.

Por una parte, se dice que la urbe crecerá «hacia arriba». Esto porque los especialistas coinciden en que los santiaguinos seguirán prefiriendo vivir en las áreas centrales o conectadas a los subcentros. Como dice el arquitecto y socio de Atisba, Iván Poduje, la ciudad «se repoblará y habrá una demanda creciente por la centralidad». En ese sentido, Poduje prevé que el radio del centro metropolitano aumente y se consolide a 2030 hasta el sector del Parque Araucano, en Las Condes.

 

 

 

Los especialistas visualizan dos tendencias: primero, que las casas sean reemplazadas por edificios de alta y mediana escala. «La ciudad crecerá en altura, porque mucha gente que vivía en barrios periféricos y marginales llegará al centro para estar cerca de todo», estima Javier Hurtado, gerente de estudios de la Cámara Chilena de la Construcción. Y segundo, que se densifiquen barrios que hoy están deteriorados.

«Seguirán recuperándose sectores hoy empobrecidos, como el sur de la comuna de Santiago, Recoleta, Independencia, Estación Central, La Cisterna y Quinta Normal», comenta Vicente Domínguez, director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De hecho, al mirar en prospectiva, el subdirector de Estudios Urbanos UC, Roberto Mori, cree que para ese entonces es posible que exista otro rascacielos «a la escala del Costanera Center». Aunque el arquitecto sostiene que «la demanda y exigencia ciudadana» hará que en materia residencial no se alcen solamente torres, sino que además edificios de escala intermedia (ver infografía).

La capital también se seguirá extendiendo hacia los lados. De aprobarse la modificación al Plan Regulador Metropolitano de Santiago, la seremi de Vivienda, Marisol Rojas, explica que se espera albergar a los nuevos 1,6 millones de santiaguinos -que habrá en 20 años más- en las cerca de 10 mil hectáreas en que se extenderá el radio urbano.

«En el sector que se proyecta crecer, no habrá edificios de gran altura, puede haber construcciones de cinco pisos o más. Una especie de mix que no puede superar una densidad de 165 habitantes por hectárea. Visualizo proyectos que van a ir conformando barrios integrados, similares a comunas que hoy han logrado la integración social, como Peñalolén y Maipú», dice Rojas.

Cuestión en que coincide Domínguez: «La edificación residencial no será de gran altura, en la búsqueda de barrios más amables y seguros», describe.

La idea de esta nueva área urbana es aumentar considerablemente las áreas verdes a 2.577 hectáreas, lo que permitiría resolver el 76% del déficit existente.

También se identifican polos de desarrollo que se consolidarán como Maipú, Quilicura, La Florida-Puente Alto y Colina-Chicureo. Esto, debido a que son áreas con equipamiento, conectividad y gran densidad.

El transporte será preferentemente eléctrico. «Al principio, esto será algo exclusivo, pero que a 2030 se va a extender», asegura el doctor en transporte de la UDP, Louis de Grange.

Por un lado, la red de Metro crecerá a casi el doble (250 km). A su vez, habrá metrotrén, tranvías y teleférico que, se espera, lograrán recorrer la capital de un extremo a otro. Y se incentivará el uso del automóvil eléctrico (ver infografía). Según los pronósticos de Poduje, si esto se produce, las velocidades de desplazamiento serán más altas y, al pensar en ideales, opina que debiésemos estar al nivel que hoy tiene Inglaterra.

Fuente: Atisba Estudios y Proyectos Urbanos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para esto, el Ministerio de Transporte, en conjunto con un comité interministerial, elabora un plan maestro para 2025.

«No queremos una restricción total al uso de automóviles», comenta la subsecretaria de Transporte, Gloria Hutt. Eso sí, se desincentivará con medidas como la tarificación vial, regulación de estacionamientos y el alza del precio de la patente o el combustible.

En materia de desarrollo, al proyectar el Producto Interno Bruto chileno (PIB) a 2030 este podría estar entre US$30.000 y US$38.000, lo que según el Fondo Monetario Internacional hoy tienen países como Israel, España, Nueva Zelanda, Hong Kong y Reino Unido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los desafíos que vienen

A fin de año, una comisión asesora presidencial entregará una propuesta de una Política Nacional de Desarrollo Urbano. Su presidenta, Antonia Lehmann, reconoce la carencia de un solo proyecto de ciudad. «La falta de un plan integral es una falencia no sólo de Santiago, sino de todas las ciudades chilenas», dice enfática.

Otro de los desafíos que quedan por delante es en sustentabilidad. Nicola Borregaard, gerenta de energía y cambio climático de la Fundación Chile, cree que en esta materia «la mayoría de las decisiones ya están tomadas». Por lo que la experta afirma que «lo que queda por hacer» es implementar proyectos emblemáticos, como la red de ciclovías que propone Mapocho 42k y favorecer la red de Metro. A lo que también se suma que las edificaciones puedan ser eficientes (ver infografía).

Destino que aunque suena lejano, no lo es. Según expertos, el 75% de los habitantes que tiene hoy Santiago estarán también presentes en 2030, cuando la capital adquiera las características de una ciudad del futuro.